domingo, 12 de agosto de 2012

Entrevista (III)


Hoy está con nosotros Jordi Morella, que por cierto, ¿cómo te definirías?
-         Soy un equilibrador. Ayudo a las personas a recordar quiénes son y a saber del potencial que hay dentro de ellos para que después puedan hacerlo servir según lo que han venido a hacer. Hay quienes me llaman Maestro Espiritual.
-         Háblanos de este potencial.
-         Todos somos mucho más de lo que nos pensamos. A menudo la imagen que vemos de nosotros mismos nos confunde. Nos identificamos con ella, y una vez lo hacemos, dejamos a un lado lo más importante de nosotros mismos: nuestra esencia espiritual. Sin ella, nada de lo que vemos sería posible.
-         Hay quien no cree en esta otra parte que has nombrado.
-         Bien, no porque uno no crea, no quiere decir que no exista. El amor no se ve, en cambio, la mayoría cree en él.
-         ¡Hombre, claro que se ve!
-         Lo que se ve es el resultado de allí donde hay amor, pero el sentimiento no es visible a los ojos de la gente. El viento no se ve, pero sí el resultado al contemplar unas hojas moverse. El viento existe.
-        
-         Una vez, una madre irlandesa dijo a su hija: “hija, piensa que aquello que es importante, lo verdadero importante en la vid, no se ve con los ojos físicos”
-         Háblanos más de este potencial que todos tenemos.
-         Cuando conectamos con esta parte que da sentido a nuestra vida, y nos adentramos en ella, nos damos cuenta que hay una divinidad en nosotros llamando a la puerta pidiendo ser manifestada.
-         ¿Y qué es lo que lo impide?
-         El identificarnos con nuestra mente, con todo aquello que nos han inculcado de pequeños. Al creérnoslo y aceptar la visión social, cultural y religiosa en la cual hemos crecido, nos limita como seres, y por lo tanto, nos sentimos limitados e incapaces de ser nosotros mismos.
-         ¡Pero la mente es importante!
-         Tiene su función en nuestro proceso, pero no es el motor de nuestra vida, y la mayoría de nuestros entornos todavía piensan que así es.
-         ¿Qué función tiene, entonces, nuestra mente?
-         El llevar a término aquello que nos dicta nuestro corazón.
-         A veces debemos de pensar las cosas antes de hacerlas, ¿no crees? No podemos dejarlo todo al corazón.
-         Cuando nosotros empezamos a escuchar a nuestro corazón, nos damos cuenta que no siempre lo que sentimos coincide con lo que hemos de hacer. Una actitud es de depender de unas pautas sociales y convencionalismos establecidos, y otra, hacer aquello que sentimos que hemos de hacer. Cuando no hacemos aquello que sentimos, nos bloqueamos.
-         Pero sería un disparate si todos hiciésemos aquello que quisiésemos hacer. Sería un caos.
-         No si lo hiciésemos desde el corazón. La situación que estamos viviendo actualmente, ¿no crees que es un caos? Imagínate que hubiera un lugar donde todo se pusiese en su lugar cuando algo se torciese, y volviese la armonía y el equilibrio, con la claridad necesaria de saber qué hacer nuevamente para sentirse bien y el mayor bien de todos. ¿Irías?
-         ¿Dónde se encuentra? ¿Dónde está este lugar tan deseado?
-         No debes de ir muy lejos, porque lo que estás buscando se encuentra dentro de ti: tu corazón.
-         Pero no es lo mismo.
-         Cada uno tiene la capacidad de decidir el camino que quiere elegir en su vida. Se la conoce como el libre albedrío. Podemos decidir libremente. Después, los resultados, como todos ellos, dependen de la decisión que hemos hecho.
-         ...
-         La humanidad, igual. Cuando los corazones se abran y cada uno escuche sus voces, entonces el mundo cambiará. Cuando abrimos la puerta del corazón, la vida cambia.
-         ¿Y después?
-         Una vez nos adentremos en nuestro interior, no conozco a nadie que lo haya dejado y haya querido volver atrás. Todos querían más, porque se va conociendo y van recordando quienes son. Ellos se sienten mejor. Una vez lo van haciendo, el verdadero potencial de cada uno se va presentando y uno aprende, si quiere, a hacerlo servir.
-         Y esto, ¿uno puede hacerlo solo?
-         Al igual que un bebe necesita inicialmente una imagen para imitar, aunque lleva el empuje dentro de él, se levanta cuando cae, sabiendo que a la próxima podrá. El hombre, hasta ahora, cuando ha caído se pensaba que no podía levantarse solo y que necesitaba que algo externo a él le ayudase (médicos, trabajo, pareja, psicólogos, amistades,…). Sí que muchas veces necesitamos una mano, pero no tanto como nos pensamos. Una vez empezamos a despertar, entonces el camino ya podemos hacerlo solos, encararnos con la maestría de nuestro entorno, en la vida.
-         ¿Qué quieres decir?
-         Sabiendo que tú puedes y no eres quien te piensas que eres, ya estás empezando a edificar los pilares de tu nueva vida, y esta se encargará de aportarte aquello que necesites para continuar el camino. A más consciencia espiritual, más posibilidades tenemos de manifestar la divinidad que todos somos.
-         ¿Yo también?
-         ¡Todos! Aquello que hay en ti no es diferente a lo que hay en mí. Los corazones son uno, unidos todos, por la esencia que somos: el Amor.
-         En tus escritos hablas mucho de la divinidad. Explícanos algo más al respecto.
-         Una semilla, si la plantas en tierra fértil y la vas regando, con el tiempo, sale un brote, y más adelante un árbol con sus frutos. ¿Dónde se encuentran los frutos en una semilla? Así igual con nosotros, que con la actitud i predisposición adecuadas, podemos manifestar el potencial que hay en nuestro interior.
-         ....
-         Todos somos esta semilla, a pesar de que nos parezca que seamos pequeños. No somos seres limitados, somos divinidad en espera que le demos paso a través del recordar y el despertar.
-         Hay gente que tiene una gran conciencia. Los políticos son conscientes de lo que está pasando, los economistas, las organizaciones altruísticas. Según tú, ¿cómo es que hemos ido a parar a estas situaciones actuales, donde parece que nada se aguante por sí solo?
-         Aceptamos que el filtro es siempre del color que nos han enseñado. No estoy hablando de una conciencia racional, porque ésta nos ha llevado hasta donde hemos llegado actualmente. La conciencia racional se basa en la mente, y ésta actúa desde el miedo, la subjetividad. La justicia terrenal está regida por la mente, así como la política, la economía, e incluso, la mayoría de las religiones. La espiritualidad no tiene nada que ver con el raciocinio, sino con el corazón, la puerta a nuestra verdadera esencia. Una cosa es la conciencia terrenal, y la otra, la consciencia espiritual, que es la que da sentido al resto de nuestra vida, a las cosas cotidianas que vivimos, como todos los aspectos relacionados con la mente. No hemos de confundir quienes somos, con cómo nos han hecho. este segundo aspecto tiene que ver con la mente, mientras que el primero con el corazón, nuestra verdadera esencia.
-         ¿Qué es lo más importante para ti?
-         El Amor.
-        
-         El mundo se ha desviado tanto de su verdadero sentido, que ha trasladado todo el poder a la materia, alejándose de la fuente principal de nuestra existencia. Ha colocado a la mente en un pedestal, hasta llegar a los tiempos actuales, donde, cada vez más, hay quien se da cuenta que la dirección seguida hasta ahora ha sido equivocada, volviendo a sus orígenes: el camino del corazón, de vivir el presente según sentimos en nuestro interior. Por eso está pasando todo lo que está pasando. Hay un hundimiento de las viejas creencias basadas en los intereses personales para volver a conectar con el ser que siempre hemos sido y, a la vez, reprimido para la mayoría. La salida a la situación actual es volver al corazón, recordando quiénes somos y dejando que el amor guíe nuestras vidas.
-         ¿Qué representa vivir desde el corazón?
-         Volver a nuestros orígenes. Vivir el presente, en el ahora y aquí en todo momento y obrando según nos dicte la voz de nuestro interior. De esta manera, llegaremos a materializar aquello que hemos venido a hacer, y a realizarnos como seres completos y perfectos que somos.
-         ¡Me parece que hay mucho por hacer!
-         Solo se necesita empezar por uno mismo. No queramos cambiar a los demás y al mundo. Cambia tú, y el mundo cambiará. Abre tu consciencia, y el mundo cambiará. Siente el Amor en ti, y el mundo despertará y sanará por sí solo. Es un trabajo individual que repercute al colectivo.
-         ¿Por dónde podemos empezar?
-         Sintiendo la calma y la paz en uno mismo. Siéntelas, así como el amor en ti y la maquinaria de tu potencial empezará a moverse. Expresa tu voluntad, y deja que todo sea. Busca el bienestar en ti y ayudarás a los demás que también lo puedan encontrar. Somos como vasos comunicantes. Allí donde llegues tú, ayudarás a los demás que también lleguen. No hemos de querer cambiar el mundo exterior. Empecemos con nosotros mismos. Hay una ley espiritual que dice que lo que es a dentro es a fuera. ¿Qué tal si empezamos a conocernos y a sentir aquello que queremos sentir en nuestra vida, permitiendo entonces que nuestro entorno también lo sienta?
-         Bueno, para ir acabando, dinos unas últimas palabras.
-         ¡Sé tú! el resto, todo vendrá. No temas, porque aquello que necesitarás te llegará. Solo desde el amor podemos llegar a nuestra verdadera plenitud y a hacer desaparecer la miseria, el hambre, la pobreza, las desigualdades, las tensiones y las guerras.
-         ...
-         Desde el corazón nos uniremos.
-         Gracias por estas palabras de sabiduría y esperanza. Gracias.
-         A ti.

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